EL PACO
Entre los que lo conocen se rumora que, aunque no es un virtuoso en la interpretación, sín embargo le sobran las ganas de compartir aquello que tiene para ofrecer con solidaridad, espontaneidad y alegría.
Han sido los instrumentos milenarios “indoamericanos” y una suerte de “cantor de la noche” quienes le han ofrecido un sitio en una historia anónima, sus mejores escenarios han sido aquellos que rodeados por entre el común de las personas le han permitido extraer el vibrato de la quena, lo dulce de las zampoñas, mezcladas con un canto profundo, lleno de dolor, de amor, de esperanza, de mañanas, de amigos, de tiempos y también de ausencias.
De entre otros cuantos instrumentos se ha confesado como un curioso particular del bambú, lo que la cultura denomina “quena”.
Misma que cuenta con la particularidad de ser reconocida como un instrumento ilimitado en cuanto a su adaptación melódica y armónica en los diferentes estilos universales de la música y que le permiten ser considerada entre algunos musicólogos contemporaneos como, la reina de la esencia musical andina.
Entonces, ésta, una pequeña lista de emociones del flaco Paco, contadas sin orden, tampoco con intención literaria, solo parte de momentos vividos y pequeñas confesiones de complicidad.
La denomina como un elemento femenino, con una capacidad única de seducción y fidelidad; siempre dispuesta y capaz de expresar los diferentes estados de emocionalidad que el intérprete refleja.
Desprotejidos, abandonados, comunes, normales, etc, etc. Obreros, oficinistas, amas de casa, niños, ancianos, presos, libres, blancos, negros, amarillos, rojos y un “rey”.
Los han visto como verdaderos amantes, de los que se prodigan amor eterno y sincero, de los que batallan a diario una felicidad.
Cuenta una leyenda que muy al norte una tarde de otoño, han llegado a confundirlo como una reencarnación del “último mohicano” y a su fiel compañera como la envidia entre las féminas de un país muy lejano.
Han sido igual de importantes todos sus escenarios, así desde una calle peatonal con sus mil voces, un patio penitenciario con la pena de una desgracia , la puerta de una estación de transporte público con sus pasos apresurados, el rinconcito alegre de un mercado, la cama de dolor en un hospital, la desesperanza y el olvido de un ancianato, escuelas con infantes ávidos, universidades con jovenes subversivos, inviernos helados, veranos calurosos.
Desde lo imponente de una ágora , hasta la verdadera acústica de un moderno tablado.
Todo sitio es digno, siempre que los músicos dignifiquen y compartan con igual importancia el valor de la música que interpretan y el arte que representan.
Talvez te lo encuentras en Quito urbano o suburbano, o quien sabe en alguna de las tantos lugares del mundo. Donde quiera que sea posible apreciar un vibrato enamorado, rebelde, libre, ahí puede estar el flaco Paco y su eterna compañera.
karelec@yahoo.com
1 comentarios:
todo sitio es digno....la actitud es lo que cambia...
abrazos extrañándote tremendamente desde mi cheqa...
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